Zapatófonos inteligentes
Desde el “Zapatófono” del Súper Agente 86 supimos que estos aparatos cambiarían la forma de trabajar y comunicarnos con nuestros seres queridos.
El delirio de Mel Brooks nos provocaba altas dosis de risa y curiosidad cuando veíamos al Súper Agente 86 hablar por su “Zapatófono”. El niño creció, el sueño se cumplió y hoy puedo enviar esta nota a la editora con mi teléfono inteligente y recibir sus comentarios en sólo minutos. Desde que el primer celular llegó a la Argentina supimos que esos “aparatos” cambiarían la forma de trabajar, de comunicarnos con nuestros seres queridos y de mantenernos alejados de los no deseados.
Si me refiero al “ladrillo” todos saben que hablo de aquel primer dinosaurio fundador de la Era Celular que pisó la tierra de la mano de Nokia. Quedamos maravillados con el “sapito” -StarTac era su nombre científico- que Motorola sintetizó para entrar en nuestros bolsillos. Ampliamente usados hoy en día, es bueno recordar sus comienzos e intentar vislumbrar su futuro.
Los cell phones reciben su nombre de las celdas a través de las cuales los teléfonos se comunican con las antenas que la compañía proveedora del servicio dispone en su red. Imaginemos una cuadrícula, donde cada celda abarca varias cuadras. A medida que nos desplazamos físicamente pasamos de una celda a la otra pero siempre dentro de la cuadrícula, a diferencia de la telefonía fija que está encadenada a su celda. Al principio la red –o cuadrícula- se reducía a las principales ciudades y era muy común escuchar la frase: “El celular al que usted llama está apagado o fuera del área de cobertura”. La posibilidad de comunicación se cerraba al tiempo que se abría la caja de Pandora de las dudas. Afortunadamente, el sembrado de antenas por parte de las compañías celulares rindió sus frutos y ya no se escucha la frase cruel.
Sin dudas, el gigante finlandés Nokia fue un actor principal en el escenario de la telefonía celular. La empresa fue creada en 1865, claro que en ese entonces se dedicaban a la fabricación de pulpa de madera para la producción de papel y cartón. Creció gracias al proceso industrializador que sufrió (gozó) Europa, adquirieron un conglomerado de empresas entre las que se encontraba su vecina, una fábrica de zapatos que producía caucho para usos industriales.
Luego de la Segunda Guerra Mundial -y especialmente durante la década del 60– la industria de los semiconductores estaba en auge. En el sector de las telecomunicaciones, desarrollaron en 1963 el primer radio-teléfono, obviamente con fines militares. El gran salto llegó cuando Nokia digitalizó en 1970 las centrales analógicas que, hasta aquel entonces, conmutaban en forma electromecánica.
Se tomó su tiempo pero el futuro llegó. La socialización de la telefonía móvil vino de la mano de la miniaturización y el abaratamiento de los costos de producción con la implementación de tecnologías de vanguardia. Se metió en los hogares allá por los 90s y, a medida que perdían peso y ganaban nuevas funcionalidades, se transformaron en una herramienta de trabajo esencial para muchos. Para otros son juguetes preciados para sus ratos de ocio o una compañía ilimitada por su capacidad de acercar la vida social en cualquier ámbito donde se encuentren.
La nanotecnología proporcionó el soporte para desarrollar teléfonos inteligentes para todos los paladares y bolsillos. Las pantallas conquistaron el color, pasamos de los tonos polifónicos a los ringtones MP3, de los mensajes de texto a la conexión con redes sociales. Dejamos de llamarlos celulares, ahora son móviles y vienen con radio y GPS. Los hay con tapa, deslizables, con teclado “QWERTY” o con teclado virtual en pantalla táctil, y hasta plegables para usar de pulsera.
Una parte esencial, aunque invisible a los ojos del usuario común, es el sistema operativo. Los teléfonos son pequeñas pero cada vez más complejas y potentes computadoras, por ende, requieren de un sistema que sea la interfaz entre su procesador y el usuario. Hace años Microsoft decidió no participar de un proyecto con Nokia para co-crear un sistema operativo. Ante la negativa, Nokia buscó empresas aliadas con las que desarrollaron Symbian. Bill Gates y compañía, por su lado, adaptaron para celulares su caballito de batalla y sacaron el Windows Mobile. En esa pulseada se podría decir que ganó Symbian –aunque pasó su cuarto de hora- ya que sentó las bases para el desarrollo de un sistema operativo de código abierto como es, actualmente, Android. Este tipo de sistemas permite a los programadores brindarnos herramientas, en su mayoría gratuitas, para cargar en nuestros teléfonos y poder agregarle prestaciones.
Con un estilo más amigable que el Windows Mobile de Microsoft, la multinacional estadounidense Apple –que siempre pone especial atención en el diseño exterior de sus productos- lanzó iOS para sus iPhones. Tanto el de Apple como el de Microsoft son sistemas muy ágiles, estables, con algunas herramientas gratuitas y un sitio virtual donde comprar aplicaciones oficiales soportadas por el fabricante.
En el mundo empresarial el preferido es BlackBerry de la firma canadiense RIM. Su sistema propietario no permite mayores agregados. Como toda plataforma cerrada es muy estable, sin embargo, no es tan veloz como sus competidores. Se destaca del resto por su exclusivo sistema “Push” por el cual los correos electrónicos son recibidos –como si se tratara de un mensaje de texto- sin necesidad de entrar a una aplicación que revise el correo.
Con el objeto de cubrir una mayor parte del mercado, los fabricantes ofrecen modelos de teléfonos para cada plataforma operativa. En democracia somos libres de elegir, sólo debemos contar con la información para tomar la mejor decisión.